La Espiritualidad de la Alianza es el modo de ser y de actuar que vivimos en el espíritu de las Bienaventuranzas y la expresamos también en el Alma de nuestra Sociedad.

El Espíritu Santo es origen y fuente de nuestra Espiritualidad, es el gran DON del Padre y del Hijo para su Iglesia y también lo es para nuestra Comunidad, ya que nos ha hecho nacer en la Iglesia como familia de Dios, bajo la acción amorosa de su Alianza, para hacernos “Hombres de Espíritu”, capaces de vivir actitudes totales de cara al Padre, a la Humanidad y a todas las realidades.

El Espíritu Santo ha abierto nuestros oídos y nuestros ojos interiores para descubrir en el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios la luz que ilumina toda nuestra vida y toda nuestra Misión.

Nos entregamos a Dios en plenitud de cuerpo, alma y espíritu en Santa Alianza, para compartir con Cristo, como apóstoles, su Misión salvadora, amando a la vez, como Él, entrañablemente al Padre Celestial a su Madre, Santa María de Nazaret, a la Iglesia, ala Humanidad y a toda la creación, con una definida mentalidad de mediación, inculturación, inserción y servicio solidario.

La Estructura fundamental de nuestra sociedad está integrad por dos pilares que sostienen nuestro organismo. Estos pilares son:

• Comunión (KOINONIA) – que nos permite vivir alegremente y enfretar todas las adversidades, sin decaer, porque estamos unidos.
• Participación (DIACONIA) – que nos permite cargar todas las responsabilidades y servir sin fallar, porque todos participamos.

Nuestra Comunidad es “nuestra familia” integrada y cohesionada porque Cristo es nuestra Cabeza por lo cual somos “hijo en el hijo” del mismo y único Padre-Madre Dios y hermanos en el único Hermano, Cristo Jesús, unidos por el Amor del Espíritu Santo.

Vivimos en Comunidad de fe, de vida, de amor y evangelio.

El Espíritu de San Juan Bosco, es el Alma de nuestra comunidad.
Cuyos elementos son:

• Caridad Apostólica – El Espíritu de Dios, que nos ama y nos hace sentir amados, para así transmitir su amor a nuestros hermanos en nuestra comunidad y a lso que Dios nos confía en nuestra misión.
• Estar con Cristo – El Señor nos ha llamado primeramente a “Estar con Él” conviviendo con Él en relación de Amor en todas partes.
• Experiencia de Iglesia – Hemos nacido en la Iglesia y vivimos felices en ella y trabajamos en la misión enviados por ella.
• Amabilidad – Aprendemos de Jesús el modo de amar de nuestro Dios que nos ama primero, sin esperar nada a cambio y a estar dispuestos a ser mediadores de su Amor con fraternidad, amistad, con bondad, respeto, paciencia y con equilibrio de nuestro corazón casto y diáfano.
• Espíritu de Familia – por el que todos nos sentimos en casa en un clima de mutua confianza, de perdón y comprensión y en el que compartimos, colaboramos y nos preocupamos los unos por los otros.
• Alegría y Optimismo – El Señor es la fuente principal de nuestra alegría que es bienaventuranza y el optimismo tiene su fuente principal con la convicción de que “todo lo podemos en aquel que nos da su fuerza” y así emprendemos con seguridad, todas las tareas y proyectos que el Señor nos confía.
• Trabajo y Templanza – La entrega generosa de la cruz es la base de nuestro trabajo incansable que lo hacemos en, con y como Cristo.
• Creatividad y flexibilidad – la flexibilidad comunitaria y la creatividad pastoral sin abandonar nunca los principios evangélicos y el Magisterio de la Iglesia.
• Predilección por la Familia y la juventud – hemos sido llamados a percibir el clamor de adolescentes, jóvenes y de sus padres y a ofrecer con esperanza nuestros dones, cualidades y energías, conocimientos y tiempo, disponibilidad y entrega a Dios liberador para transmitirles su amor con predilección.

• San José – Hombre de fe, justo, casto, fiel prudente y trabajador, pilar amoroso y responsable de la Sagrada Familia de Nazaret
• San Pablo – Misionero y apóstol, constructor de Comunidades Cristiana, pionero del Reino, enamorado de Cristo y entregado a los hermanos.
• San Juan Bosco – apóstol incansable de la juventud y modelo del alma de nuestra comunidad.
• Beato Miguel Agustín Pro – sacerdote mártir, entregado sin miedo a la misión con alegría, creatividad y audacia apostólica, fiel a Cristo, ala Iglesia y a su Patria.

Santa María de la Juventud – Primera evangelizada, consagrada en la nueva alianza y evangelizadora. Es para nosotros siempre Madre, Maestra y Formadora que nos ama, acompaña y cuida en nuestro caminar hacia Cristo, en su seguimiento como discípulos y apóstoles.