La Espiritualidad de la Alianza es el modo de ser y de actuar que vivimos en el espíritu de las Bienaventuranzas y la expresamos también en el Alma de nuestra Sociedad.
El Espíritu Santo es origen y fuente de nuestra Espiritualidad, es el gran DON del Padre y del Hijo para su Iglesia y también lo es para nuestra Comunidad, ya que nos ha hecho nacer en la Iglesia como familia de Dios, bajo la acción amorosa de su Alianza, para hacernos “Hombres de Espíritu”, capaces de vivir actitudes totales de cara al Padre, a la Humanidad y a todas las realidades.
El Espíritu Santo ha abierto nuestros oídos y nuestros ojos interiores para descubrir en el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios la luz que ilumina toda nuestra vida y toda nuestra Misión.
Nos entregamos a Dios en plenitud de cuerpo, alma y espíritu en Santa Alianza, para compartir con Cristo, como apóstoles, su Misión salvadora, amando a la vez, como Él, entrañablemente al Padre Celestial a su Madre, Santa María de Nazaret, a la Iglesia, ala Humanidad y a toda la creación, con una definida mentalidad de mediación, inculturación, inserción y servicio solidario.
La Estructura fundamental de nuestra sociedad está integrad por dos pilares que sostienen nuestro organismo. Estos pilares son:
Nuestra Comunidad es “nuestra familia” integrada y cohesionada porque Cristo es nuestra Cabeza por lo cual somos “hijo en el hijo” del mismo y único Padre-Madre Dios y hermanos en el único Hermano, Cristo Jesús, unidos por el Amor del Espíritu Santo.
Vivimos en Comunidad de fe, de vida, de amor y evangelio.
El Espíritu de San Juan Bosco, es el Alma de nuestra comunidad.
Cuyos elementos son:
Santa María de la Juventud – Primera evangelizada, consagrada en la nueva alianza y evangelizadora. Es para nosotros siempre Madre, Maestra y Formadora que nos ama, acompaña y cuida en nuestro caminar hacia Cristo, en su seguimiento como discípulos y apóstoles.